Chalma es una comunidad pequeña de Malinalco, Estado de México, famosa por su santuario lleno de tradición y fe, mismo que es visitado año con año por millones de peregrinos que lo han convertido en el segundo sitio de peregrinación más importante de México.
Aquí se venera al ‘Cristo Negro‘, que según la leyenda apareció en una cueva donde se le rendía culto a una deidad conocida como Oxtoteotl-Tezcatlipoca, que los frailes españoles superpusieron para suplir a Tezcatlipoca y convertir al cristianismo a los nativos de la región.
Te podría interesar: El Sótano de las Golondrinas, una belleza de San Luis Potosí
El 28 de agosto es el día de San Agustín y representa la mayor festividad de Chalma, por lo que el templo y sus inmediaciones se inundan de millones de peregrinos que año con año se dan cita para agradecer al ‘Cristo Negro’ por los milagros realizados.
Su culto está lleno de tradición y ha perdurado por generaciones enteras. Muchos feligreses van a pie, caballo, bicicletas, camiones o de rodillas, en grandes grupos que movidos por la fe van a cumplir su manda y después arman una verdadera verbena alrededor de sus parques y jardines.
Una vieja tradición dice que cuando se asiste al templo por primera vez es necesario entrar bailando con una corona de flores en la cabeza, misma que se puede adquirir en el famosos Ahuehuete que tiene más de 400 años y que echó sus raíces en un manantial de agua cristalina.
Te podría interesar: Hallan valiosa pintura surrealista en un centro de reciclaje
De ahí nació el famoso dicho popular «Ni yendo a bailar a Chalma«, expresión utilizada cuando no se alcanza algún propósito o se tiene algún problema de difícil solución.
El templo es de estilo neoclásico del siglo XVII, su altar está tallado en madera, policromada en estilo plateresco. En su interior es común ver fotografías, cartas, veladoras, escapularios, regalos, cuadros, rosarios, entre muchos otros detalles que la gente deja en señal de agradecimiento.
El poblado se caracteriza por tener una abundante vegetación, imponentes montañas, manantiales y dos ríos que cruzan el territorio de Chalma y Tlaxipehualco. Además, en sus alrededores existen pequeñas cuevas relacionadas con las creencias indígenas y religiosas.