Entre los municipios de Texcoco e Ixtapaluca, en el Estado de México, se encuentra el Monte Tláloc o Tlacotépetl, volcán inactivo en el que yacen los restos del templo prehispánico más alto de México y Mesoamérica.
El Monte Tláloc es la novena montaña más alta del territorio nacional, con una altura de 4 mil 120 metro sobre el nivel del mar y forma parte del Eje Neovolcánico Transversal. Pero cobra mayor relevancia por su riqueza histórica y arqueológica, ya que es sede de uno de los templos más importantes al ‘Dios de la Lluvia‘.
Este templo fungió como escenario de innumerables ritos relacionados con la deidad de la lluvia y los mantenimientos, que tenían como finalidad generar buenas cosechas y un equilibrio con la naturaleza.
El imponente centro ceremonial que se encuentra en la cima abarca una superficie de 4 mil 600 metros cuadrados (siendo el más grande de México y Mesoamérica construido sobre una montaña), dedicado exclusivamente a Tláloc.
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La construcción de este templo es obra de una de las civilizaciones más poderosas de Mesoamérica: la Triple Alianza, compuesta por Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopan, debido a su cercanía con el lago de Texcoco y a que del monte brotaban manantiales y ríos que provenían del deshielo.
Gracias a la devoción de los pueblos nahuas por el ‘Dios de la Lluvia‘, construyeron una calzada de 150 metros longitud que dirige hasta el templo, dichos vestigios datan del 300 al 350 d.C.
De acuerdo con el INAH se han registrado 176 sitios con evidencia arqueológica, entre los que destacan petrograbados, tallados en forma de animales acuáticos o anfibios, representativos al culto al vital líquido.
Una de sus peculiaridades es un fenómeno natural que ocurre cerca del 12 de febrero, llamado ‘Montaña Fantasma‘, en el que es posible ver el amanecer entre el Pico de Orizaba y la Malinche, mismo que coincide con el inicio del calendario mexica.
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Asimismo, el Instituto Nacional de Antropología e Historia señala que el Monte Tláloc «además de ser un lugar sagrado de peregrinaje, también fue un tetzacualco u observatorio astronómico».
Además de ser un templo religioso, un volcán y un observatorio, el Monte Tláloc fungía como fortaleza para vigilar los posibles ataques tlaxcaltecas.