Abandonado pero envuelto en un aura de encanto y misterio, el Palacio de las Vacas es uno de los pocos palacetes que aún quedan en pie en Guadalajara. Este inmueble atrae un sinfín de turistas y parejas gracias a su eclecticismo y sus cautivadoras historias.
El Palacio de las Vacas, ubicado en la calle San Felipe 360, data de finales del siglo XIX, cuando fue construido para Segundo Díaz, primo de Porfirio Díaz, expresidente de México. Su construcción original contaba con 24 habitaciones, diez baños y cuatro jardines de tipo morisco; asimismo, albergaba una gran variedad de murales de Xavier Guerrero.
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Su construcción original abarcaba hasta la ronda posterior de la calle Reforma de Guadalajara, hasta que su dueño decidió vender las parte posterior y principal. Fue así como pasó a manos de Miguel Díaz, hermano de Segundo, quien hizo de la finca una lechería.
Por esa razón era común encontrar vacas entre sus patios, lo cual llamó la atención de los pobladores, quienes bautizaron el inmueble como el Palacio de las Vacas.
¿Qué ha sido del Palacio de las Vacas?
Años más tarde, la finca de estilo ecléctico y matices moriscos comenzó a deteriorarse, por eso en 2008 fue comprada por John Allen Davis, quien trató incesantemente de recuperar la belleza de este lugar y devolverle su esplendor.
En años recientes, el Palacio de las Vacas parece haber experimentado un resurgimiento; ha sido sede de diversos eventos sociales, principalmente bodas, pues su arquitectura ha cautivado a los enamorados, quienes que se han jurado amor eterno entre sus muros.
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De igual manera, el Palacio de las Vacas ha sido un observador silencioso de diversas sesiones fotográficas a lo largo y ancho de su construcción de 300 metros cuadrados. Asimismo, este misterioso lugar ha sido partícipe de puestas en escena plagadas de misterio y horror.
En 2020 el edificio abrió sus puertas con diversas actividades y servicios como restaurante, café y teatro; también se ofrecen recorridos guiados. La especialidad de la casa es la Pizza del Palacio de las Vacas, con queso de cabra, arúgula, aceituna negra y jamón serrano.