Si de lugares cargados de magia y misterio se trata, el Páramo de los Duendes se pinta solo. Este destino se encuentra en Huaquechula, a 30 minutos del Pueblo Mágico de Atlixco, en Puebla.
Alrededor del Páramo de los Duendes giran distintas leyendas gracias a sus pequeñas casitas y decenas de duendes que «viven» aquí, los cuales fueron creados a mano y aparentemente están «encantados».
Este místico lugar es creación de Silverio Reyes, su hermano Hilario y un grupo de jóvenes, quienes crearon las casitas y los duendes; estas criaturas fantásticas de forma humana, con aspecto de viejo o niño que son populares en la mitología celta y nórdica, suelen ser traviesos, astutos, de inteligencia superior, burlones y se relacionan con la naturaleza.
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Travesuras en el Páramo de los Duendes
Una de las características de estos pequeños seres es que suelen apoderarse de los hogares y encantarlos, así lo explica su expresión etimológica «duen de casa» o «dueño de casa», como lo hicieron en la Calle 2 Oriente, número 402, de Huaquechula, donde la leyenda se vuelve realidad.
Desde la entrada, en este lugar pueden encontrarse estos seres fantásticos haciendo travesuras por sus rincones, así como pequeñas casitas elaboradas con adobe, piedras, cemento, palma o paja y cuya entrada está resguardada por un duende, a quien se le debe pedir previo permiso para ingresar.
Según la tradición del Páramo de los Duendes, cada que acude alguien a visitarlos, puede dejar algún dulce en señal de ofrenda y a cambio se le concederá un deseo.
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Este proyecto surgió en torno a las leyendas o supersticiones de Huaquechula, que los creadores del Páramo de los Duendes llaman «herencia literaria», que tanto Hilario como Silverio Reyes han querido rescatar.
Como es sabido, los duendes son seres vinculados a la naturaleza (elementales), por eso, en su afán por conservar y preservar el medio ambiente, los creadores del Páramo de los Duendes desarrollaron esta idea para mantener viva la energía de la vegetación por medio de su cuidado y de sus guardianes.
Además de los recorridos guiados para conocer los duendes que habitan en el Páramo, también se realizan talleres de chocolate.