El ojo de Dios posee un profundo significado místico para el pueblo wixárica, un objeto artesanal donde los huicholes interpretan cómo conciben al cosmos; una pieza a la que llaman tzicuri y que funciona como un medio de interacción con el mundo espiritual.
Gracias a este valor cosmogónico, es otorgado como amuleto a los recién nacidos, para protegerlos del mal y llenarlos de bendiciones. Pero son los padres quienes tienen que elaborarlo, además de llevar al infante hasta el templo o kalihuey, donde el objeto se colocará como ofrenda cada año.
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Anualmente, al ojo de Dios se le agregará un rombo de color distinto, simbolizando el año que cumple el menor. Así será hasta que el pequeño o pequeña llegue a la edad de 5 años, porque a partir de este momento puede realizar sus propias ofrendas en el templo, pero también frente al mar, junto a su padre, donde agradece alcanzar esta edad.
¿Cuál es el origen del ojo de Dios?
Su raíz se desprende de la mitología wixárica, que narra la historia de uno de los dioses creadores, de nombre Tamatzi Kauyumari, quien a través de un ojo logró conocer todo lo que sucedía en el mundo. Es así como surge la creencia de que este objeto artesanal es un vínculo entre lo humano y lo divino.
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Durante su elaboración se deben representar los cinco puntos cardinales, donde los colores que se emplean también tienen varios significados: negro, como el océano Pacífico y a la diosa Tatei Aramara, madre del mar. El azul simboliza al dios Rapawiyene y a la laguna sagrada de Chapala.
A su vez, el ojo de Dios toma forma con el blanco, asociado con las nubes, aire y la muerte. Por su parte, el rojo es la manifestación del peyote y a la zona de Parierekua, que alude a los atributos de la vida y de los dioses. Finalmente el violeta, que se refiere a la vida terrenal de los huicholes.
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