De este terrible evento que casi nadie habla o, ¿alguna vez habías escuchado la historia del picnic macabro de 1910? Resulta que en aquel año, una pequeña comunidad alemana en México, celebró la actividad en el Rancho de la Providencia, en Toluca y todos, al unísono, comenzaron a sentir una diversidad de síntomas terrible.
Razón para dominar el evento como el picnic macabro de 1910, pues todo comenzó con sudoración fría, dolorosos vómitos con sangre, diarrea incontrolable y rostros amarillentos en la mayoría de estas personas: mujeres, hombres y menores de edad, quienes estaban experimentando colectivamente estos malestares.
Eran alrededor de 34 alemanes que vieron como se les arrebataba su vida a gran velocidad. Algunos se quedaron en Toluca para ser atendidos por médicos, mientras que otros viajaron a la Ciudad de México para ser internados en clínicas con mayor infraestructura, pero no fue suficiente para combatir el mal.
Te puede interesar: Columna de la Muerte, la leyenda que surge desde el interior de Mitla
Este es un vestigio de la Compañía Cervecera Toluca y México, la primera en el país que elaboró cerveza tipo “Pilsner”.
— TOLUCA (@TolucalaBellaCd) November 14, 2017
Imagen cortesía @AdrianZarate4 pic.twitter.com/2CDwMWXjUk
¿En qué terminó el picnic macabro de 1910?
Lo único que sabían enfermos, familiares y profesionales de la salud, es que se experimentaba un gran problema ocasionado por ese picnic macabro de 1910, el cual se celebró en el rancho de la familia del suizo Santiago Graf, un gran promotor de negocios alemanes y fundador de la Compañía Cervecera de Toluca y México S.A.
Aquel día de celebración del picnic macabro de 1910, no faltaron los postres, vino, cerveza y carne, que estaba conformada por chamorros de cerdo, cocinados en aceite, al interior de una cazuela de cobre, no pasó por su respectiva curación. Así que estas piezas se contaminaron con óxido de cobre, que fue lo que envenenó a los comensales.
Es así como murieron 34 alemanes, más los anfitriones y promotores del gran festejo: Paul y Elsa Graf, hijos del dueño del Rancho de la Providencia. De acuerdo con los cronistas de Toluca -encargados de relatar esta terrible historia-, en el panteón de La Soledad se erigió un obelisco con los nombres grabados de las 14 personas que perecieron en esta ciudad, por tal acontecimiento, cuyas edades oscilaban entre los dos y 50 años.