Este 2021 se conmemoran los 500 años de la resistencia originaria México-Tenochtitlan y siguiendo con el tema, ¿sabes cuál es la verdadera imagen del conquistador Hernán Cortés y dónde sigue presente? De cuya figura no existe ningún monumento y su solo nombre genera por sí mismo polémica.
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Hospital de Jesús, el nosocomio fundado por Hernán Cortés
El único lugar donde se puede ver intacto el rostro de Hernán Cortés es en el Hospital de Jesús, donde se encuentran dos pinturas al óleo y un busto, obras de Manuel Tolsá, toda vez que el nosocomio fue fundado en 1524 por el conquistador.
En el considerado el primer nosocomio de América y tercero a nivel mundial, se dio el encuentro entre Moctezuma Xocoyotzin, tlatoani de Tenochtitlan, y Hernán Cortés. Actualmente sigue en pie y dando servicio a escasos metros del Zócalo de la CDMX, sobre la calle 20 de noviembre.
De acuerdo con una publicación de El Universal de 1937, el Hospital de la Purísima Concepción y Jesús Nazareno llevaba por nombre Huitzilán y se edificó para curar a los enfermos. A la postre se convirtió en la tumba de Hernán Cortés, quien lo mandó a edificar por iniciativa de Fray Bartolomé Olmedo al terminar la Conquista.
Es considerado uno de los edificios más antiguos de la Ciudad de México y fue fundado como una institución laica, lo que le permitió seguir funcionando pese a la Guerra de Reforma y las enajenaciones del Siglo XX. Su nombre original era Hospital de la Purísima Concepción y Jesús Nazareno pero fue modificado por la imagen del cristo crucificado donado hace cerca de 130 años.
La imagen del conquistador más conocida se encuentra en las escalinatas principales del nosocomio, en medio del jardín. Se trata de una replica exacta del busto original hecho por Manuel Tolsá. En el libro Cortés de Christian Duverger, se dice que el busto original fue mandado a hacer por el patronato del Hospital de Jesús, quien contrató a Tolsá en 1792.
Los otros dos óleos de Hernán Cortés se encuentran en la oficina de la dirección general del hospital, éstos solo se pueden apreciar a través de visitas guiadas debido a la pandemia. El primero es un retrato de cuero entero, en el que luce con traje de media gala, con armadura en torso y brazos, falda de coto de malla y medias.
El Hernán Cortés orante, es una pintura anónima en la que se le ve hincado sobre un cojín de color rosa, con las manos juntas en señal de oración y con rostro sereno, vistiendo la armadura de capitán, mientras su casco reposa sobre el piso.
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La tumba de Cortés
En su testamento, Hernán Cortés dispuso dos cosas, la primera que el Hospital de Jesús siguiera funcionando después de su muerte, y la segunda, que sus restos fueran traídos de vuelta a la Nueva España. Con la Independencia de México los fondos para el nosocomio fueron reducidos; sin embargo, los descendientes del conquistador solventaron los gastos hasta 1932, cuando falleció el último miembro. Desde entonces, las cuotas de recuperación son su sustento.
De acuerdo con la historia, sus restos fueron enviado originalmente a la iglesia de San Francisco en Texcoco, posteriormente fueron llevados al Templo de Jesús Nazareno donde Manuel Tolsá les hizo un mausoleo y Fray Servando Teresa de Mier dedicó una oración.
Durante la Independencia de México hubo amenazas de profanar la tumba y quemar sus restos, éstos fueron exhumados y escondidos debajo del altar. En 1836, los restos del conquistador fueron depositados en un nicho sin inscripción y ahí permanecieron hasta 1946.
Cuatro años más tarde, tras inaugurarse el nuevo inmueble del nosocomio, los restos fueron devueltos al sepulcro junto con una placa conmemorativa y se encuentran en el Templo de Jesús Nazareno.