Nomás al ver la en verdad hermosa Amalfi y elBelmond Hotel Caruso, los sueños y las añoranzas se activan de una manera idílica. Hay algo en esa costa de Italia, con su inclinación como balcón suspendido en el mar, que prácticamente la convierte en un cuadro pintado con años de experiencias y emociones.
No en vano la UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad a esta ciudad que se agarra con fuerza a las las montañas Lattari y se lava los “pies” en el azul cobalto del mar Tirreno. Y en este diminuto paraíso mediterráneo con promontorios, calas, terrazas cultivadas, viñedos y olivares, existe un palacio medieval de altura: el Belmond Hotel Caruso.
Un belleza muy mediterránea
En el lugar más elevado y tranquilo de Ravello, uno de los varios pueblos de la costa amalfitana, en una ubicación deslumbrante, el Belmond Hotel Caruso ocupa un antiguo palacio medieval.
Con 50 habitaciones—si lo piensas bien, son pocas para un palacio de estas características—, salones adornados con frescos y las obligadas bóvedas de piedra con arcos, la historia del medioevo parece brotar de cada rincón del Belmond Hotel Caruso.
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Sus vistas a las rocas y acantilados de la costa italiana de Amalfi no tienen forma de ser capturadas, ni siquiera en fotos. Menos en selfies.
Como te podrás haber imaginado, a este remanso edénico han llegado atraídos por estas imágenes personajes como presidentes, escritores y estrellas de cine. Y seguramente muchas historias de romance se habrán forjado dentro y fuera de sus gruesos muros.
Un poco de historia del Belmond Hotel Caruso
Con un pasado que se remonta al siglo XI, cuando una familia romana patricia se propuso llegar a Constantinopla pero llegó por accidente a Ravello; allí edificó el Palazzo d’Afflitto (Palacio de los Afligidos).
Muchos siglos después, en 2000 fue adquirido el entonces Orient-Express Hotels por el Hotel Caruso Belvedere. Y la historia cambió.
Las autoridades italianas de Bellas Artes, para asegurarse que los trabajos de restauración, remodelación y mejora en el Belmond Hotel Caruso respetaran el legado cultural y arquitectónico del inmueble, formaron parte de esta nueva etapa. De hecho, varios arqueólogos se encargaron de los trabajos cuando se descubrieron los cimientos del palacio medieval.
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Gennaro Passerotti, diseñador italiano, se encargó de crear habitaciones adicionales en partes del edificio que no se utilizaban. Luego, los constructores, canteros, tejedores, restauradores, decoradores, constructores de piscinas y paisajistas comenzaron a realizar sus trabajos.
Un gran orgullo de Passerotti es la impresionante piscina infinita a la que se llega luego de una glorieta de rosas, y las habitaciones en siete niveles cuesta abajo, con sus propias terrazas privadas con jardines. Esto ya se pudo ver a partir dejulio de 2005.
Desde entonces, y desde el siglo XI, de eso puedes estar seguro, el Belmond Hotel Caruso recibe a sus visitantes con todos la esencia y detalles medievales, en plena armonía con los detalles contemporáneos, como en aquella época. O mejor.
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