El hotel boutique Il Bottaccio, en los Alpes italianos, es un hospedaje que invita a la imaginación: adornado con los más hermosos y llamativos mármoles de Carrara, a los pies de esas incomparables montañas, a 7 km del famoso Forte dei Marmi, destino de lujo en la Toscana, y a 3.3 km de la Iglesia de la Virgen de la Misericordia.
Ubicado a 40 km del aeropuerto de Lucca, todas estas distancias ya no te importarán cuando llegues a este miembro de la prestigiosa Relais & Chateaux, una asociación de unos 580 hoteles y restaurantes emblemáticos operados por posaderos, chefs y propietarios independientes.
La pasión por el negocio del hospedaje y el deseo de autenticidad es una marca de Il Bottaccio, alojado en un castillo aristocrático con pocas suites en verdad exclusivas. Los diseños italianos de cada suite se mezclan paciente y cuidadosamente con preciosas piezas antiguas del siglo XVII. Eso da a cada habitación un ambiente y atmósfera sensorial única.
La familia D’Anna es la artífice de la transformación de un antiguo molino de aceite de oliva del siglo XVII en un exclusivo hotel boutique. El cariño y el cuidado que le han invertido se nota en cada detalle.
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Experiencia completa en Il Bottaccio
Se necesita ser un verdadero hedonista con una misión enfocada en el lujo y la privacidad, para absorber y deleitarse con la experiencia de alojarse en Il Botaccio. Y también ser sibarita.
Porque su restaurante Sala della Piscina es el corazón del hotel.
Este refugio gastronómico es un portal al intrigante pasado del edificio. Allí hay una sinfonía perfecta de elementos: entre la tina, justo en el centro de la sala, las vigas gigantes de madera y el enorme vidrio junto a los portales de madera.
El chef Antonio Mosca comanda la cocina inspirada por la alta calidad de los productos locales. Cada plato está dosificado con la medida justa de tradición e innovación, con un respeto al ingrediente que se nota a primera vista —si eso es posible—.
Antonio prácticamente nació con Il Bottaccio, en una tierra rica enclavada en las estribaciones donde el mar toca las montañas, adornada por las fragancias del mar y el bosque.
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Universo de mármol
Una vez que uno abandona Il Bottaccio, se da cuenta de por qué este hospedaje es singular: la costa oeste de la Toscana, al norte de Pisa, se divisan los Alpes Apuanos, montañas que brillan no por la acción de la nieve, sino por el mármol desnudo de las canteras de las montañas.
No por nada dos prodigios de la escultura de todos los tiempos, La Piedad y el David, de Miguel Ángel, tuvieron su fuente del mármol en esta zona.
Además, muy cerca, las canteras de mármol de Carrara están situadas en los valles de Torano, Miseglia, Bedisano y Colonnata, donde se encuentran mármoles tanto blancos como de colores.
Con ese entorno, el mármol en Il Bottaccio, pese a los altos precios que alcanza en el mercado, sería una especie de “regalo” de la naturaleza para apreciarse sin tocarlo.
Con información de Bleu & Blanc/Alexis Beard