En la Costa Maya, hacia el sur de Quintana Roo, encontramos un encantador pueblo pesquero conocido como Mahahual, favorito de los buzos experimentados y para quienes buscan tranquilidad; es perfecto por su amaneceres y puestas de sol, que se disfrutan en completa soledad, o en pareja.
Es un agasajo a la vista contemplar las aguas turquesa propias del Caribe, mismas que son tan relajadas en oleaje y no por casualidad, es su barrera de arrecifes la que protege a este lugar, ubicada en la Reserva de la Biosfera Banco Chinchorro, un cementerio de barcos que se ha ganado el sobrenombre de Quitasueños.
Por eso decimos que para los buzos certificados se trata de un paraíso para contemplar, pero a sólo 20 minutos de la costa frente a Mahahual y Xcalak, basta con esnorquelear para descubrir pulpos, estrellas de mar, tortugas y corales, éstos conocidos como cuerno de alce, y otros más como cerebros, famosos por su semejanza al del humano.
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La vida relajada de Mahahual
Una vez que descubrimos que este pueblo es el atolón coralino más grande de México, hay que continuar con el ritmo tranquilo de este destino, que tal parece es su esencia; entonces, no queda más que recostarse en una hamaca y dejar que el tiempo pase, mientras se contempla su hermoso mar.
Pero si se desea continuar explorando, se puede visitar un mariposario, ubicado en el kilómetro 4 de la carretera Cafetal-Mahahual, donde un guía explica la importancia de estos insectos considerados un símbolo de la reencarnación para la cultura maya. En este espacio el visitante puede aprender todo sobre su ciclo de vida.
Al caer la noche, una atmósfera bohemia inunda cada rincón de Mahahual, que seduce para disfrutar de una cena a la luz de las velas, para después acompañar la velada con una copa de vino, mientras se observan las estrellas de su cielo, siguiendo esta total calma y paz tan propias y características de este sitio bello.