Hacia la costa norte de Campeche, relativamente cerca de la ciudad de San Francisco se localiza la Isla de Jaina; se trata de un yacimiento arqueológico maya, que de acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), fue habitado desde el periodo Clásico Tardío al Posclásico Temprano -600 a 1100 d.C.-.
En la página del Museo Nacional de Antropología se asegura que la Isla de Jaina es artificial, construida con sascab o tierra blanca, la cual está rodeada por manglares, cuyo nombre quiere decir Casa del Agua. Cuenta con dos conjuntos arquitectónicos erigidos en torno de las plazas, además, posee un destacado juego de pelota.
Se cree que la Isla de Jaina fue una necrópolis muy importante, donde se han hallado una gran cantidad de figurillas de cerámica extraídas de las miles de tumbas mayas del lugar. De hecho se dice que algunas de las piezas de barro acompañaban a los muertos en su camino al inframundo.
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Visita la #ExpoMayas y conoce las estelas y figurillas de la Isla de Jaina #Campeche que fueron elaboradas entre los siglos VI y XI. pic.twitter.com/0lDXj9QTnR
— INAHmx (@INAHmx) October 15, 2017
Figurillas de la Isla de Jaina
Los especialistas explican que estas imágenes de la Isla de Jaina, recrean escenas de la vida cotidiana y su diversidad social: dignatarios, mujeres nobles, guerreros, ancianas, enanos y seres fantásticos, e incluso tejedoras, mujeres que jugaban un papel importante para la creación y mitología maya.
“Para el mundo indígena el tejido es un acto de creación, en cuyo telar se urde pacientemente el portal que se abre al universo mítico. Los motivos que brotan de las manos de la tejedora establecen lazos de comunión con los abuelos.
“La tejedora de Jaina formó parte de aquel Universo alegórico; una naturaleza animada y cargada de poder capaz de personificarse. Un mundo ordenado y protegido por las divinidades, cuya relación entre hombres y fuerzas del cosmos se regía por el principio de reciprocidad: la ofrenda”, comparte en su sitio web el Museo Nacional de Antropología.
Dato:
Desde hace varios años, los vestigios arqueológicos se encuentran cerrados al público
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