Atlixco fue el escenario trepidante y adrenalínico de una singular caravana de 15 vehículos de la marca Jeep, Toyota y Ford. El objetivo de estos 4×4, reunidos por Bosco’s Camp —empresa que organiza rutas para amantes de los vehículos de este tipo— fue llegar, aceptar el desafío y disfrutar de este Pueblo Mágico de Puebla.
El escenario perfecto: las faldas del impresionante y activo volcán Popocatépetl. El reto: caminos y senderos maltratados por las lluvias, lo cual implicaba obstáculos que se complicaban a medida que los automotores avanzaban.
Pero como toda odisea tiene un principio, vayamos al inicio de la travesía por Atlixco.
Banderazo de la caravana
La agencia Chrysler Formula Angelópolis Atlixco fue el punto de partida. Muy temprano, para aprovechar las condiciones climáticas de la mañana, la caravana recibió el banderazo de salida. Y los aceleradores se fueron moviendo hacia el fondo.
Hacia al oeste de este Pueblo Mágico, los 4×4 avanzaban lentos, guardando combustible para las pruebas más complicadas que esperaban más adelante.
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La tracción 4 Low (reductora) para obtener el torque necesario (fuerza que actúa sobre un objeto para hacerlo girar o avanzar) fue la medida de avance en un principio.
Precisamente más adelante, los pilotos y sus máquinas demostraron sus capacidades cuando el camino mostró ya subidas que superaban los 45 grados de inclinación. Y así hasta llegar a la cima.
Ruta inolvidable en Atlixco
Atlixco se caracteriza por un clima excepcional. Pueblo Mágico ubicado a unos 30 km de la capital del estado, es un lugar donde las flores y una gran cantidad de especies de flora tienen un ambiente ideal para mostrar todos sus colores y aromas.
En esta época, allí abundan las cempasúchil y, sí, las nochebuenas. Con este telón de fondo y con las ganas profundas de conquistar el terrero, la caravana organizada por Bosco’s Camp 4×4 sorteó todas las pruebas que se pusieron en su camino.
No importaron las zanjas profundas de color marrón. Si bien la pericia de cada conductor fue la marca que hizo la diferencia, los tips impartidos por la organización también fueron de mucha utilidad.
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La tarde-noche llegó y el destino siguiente no podía esperar: el poblado de San Juan. Como buena travesía, las pruebas aumentaban su complejidad, pero el trabajo en equipo evitó daños en las unidades.
Siendo honestos, un poco de sudor se asomó cuando los conductores maniobraban para no quedarse atorados al fondo de la barranca.
Después de este momento de suspenso y de respiraciones entrecortadas, el camino de regreso prácticamente fue más fácil. Y la mirada y las direcciones estaban puestas en la cervecería 5 de Mayo, en la antigua hacienda de cereales de Atlixco, para brindar por una caravana que seguro se repetirá en otro momento.
Con información de Auto Bild/Luis Arteaga