El Pueblo Mágico de Aculco se encuentra al noroeste del Estado de México, en los límites con Querétaro; alberga un hermoso paisaje natural poco conocido, se trata de la cascada de la Concepción, cuyas corrientes provienen de la presa Ñadó.
Aculco es un poblado que guarda una estrecha relación con un elemento natural vital: su nombre significa «lugar donde tuerce el agua». Por eso, una de sus principales atracciones es el Santuario del Señor de Nenthé, también conocido como Señor del Agua, al cual se le atribuye el milagro de que brotara un manantial en tiempos de sequía.
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Cascada de la Concepción, entre rocas y brisa
La impresionante cascada de la Concepción posee una caída de unos 25 metros de altura y antes de su precipitación, su cauce recorre una calzada de roca basáltica donde la fuerza del agua ha erosionado el camino, formando un delta entre las piedras.
En la cascada de la Concepción la corriente discurre en un paisaje rocoso, creando una maravilla natural que ofrece una de las estampas más espectaculares del estado.
Aculco es hogar de la presa Ñadó, un majestuoso cuerpo de agua que nutre las cascadas de la Concepción y Tixhiñú. Durante la temporada de lluvias, sus aguas alcanzan niveles extraordinarios, formando una portentosa cortina que deja sin aliento a más de uno.
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La cascada de la Concepción es el lugar perfecto para los amantes de la aventura y los deportes extremos; en sus paredes de basalto se puede practicar rappel y cuenta con más de cien rutas trazadas. A siete kilómetros de ahí se encuentra el salto de agua de Tixhinú, con una caída de 15 metros de altura rodeada de árboles y pequeños arroyos.
La cascada de la Concepción puede ser admirada desde el borde o el mirador ubicado al otro lado de la caída, para capturar su majestuosidad y tomar una que otra fotografía para el recuerdo.