Mucho se ha estudiado sobre el daño a la salud que puede provocar una taza de café o té. A tal grado que en ciertos momentos de la historia ha llegado a prohibirse por completo el consumo de té. Y aunque actualmente sea sumamente común tomar té cuando se está enfermo del estómago y como curación en muchos sentidos, es una realidad que los estudios sobre ambas bebidas.
La riña entre ambas bebidas comenzó cuando se comenzaron a estudiar los daños del té por parte del médico alemán Simon Pauli quien aseguraba que era una bebida venenosa, la consideraba incluso mortal. Y a pesar de tener una formación médica, su argumento tenía que ver con su lugar de procedencia, mas que con su composición química. Al provenir de China, creían que era una arma para destruir a la sociedad europea.
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Después, se realizó un experimento a finales del siglo XIX, usando a dos cuyos a beber café y té para ver cuáles eran los efectos y qué animal moría primero. El primero en morir fue el cuyo que bebió té, pero se ha descartado su veracidad como antecedente científico. De hecho, en Suecia lo que sí se prohibió por aquella época fue el café.
Los últimos estudios serios con respecto a los beneficios del café indican que puede llegar a reducir patologías del Alzheimer y el mal del Parkinson, mientras que el té depende de sus diferentes tipos, sin embargo la mayoría de ellos funcionan como antioxidantes.