Mujeres tremendamente sensuales, con cuerpos voluptuosos y caras divinas que bailaban a ritmo tropical, así eran las rumberas, personajes femeninos que saltaron a la fama en el México de las décadas de 1940 y 1950. Te contamos 5 cosas que tal vez no sabías de ellas.
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Desde la isla de Cuba
Muchas de las rumberas eran originarias de la isla de Cuba, en especial cuatro mujeres que se hicieron famosas en México: María Antonieta Pons, Amalia Aguilar, Ninón Sevilla y Rosa Carmina.
Enloquecieron a los hombres de esa sociedad
Las rumberas causaron un gran impacto en la sociedad mexicana de entonces. Estas simpáticas mujeres mostraban un toque de alegría, picardía y sensualidad.
Estas cualidades ocasionaban que desde obreros hasta soberbios políticos asistieran a los teatros, cabarets y centros nocturnos en los que se presentaban.
Tuvieron su propio subgénero de cine
Durante la llamada Época de Oro del cine mexicano surgió un subgénero llamado Cine de rumberas, el cual ahora es considerado de culto.
Estas películas catapultaron a la fama a mujeres como Ninón Sevilla, Amalia Aguilar y María Antonieta Pons.
Inspiraron a la lotería
¿Has visto la carta de La Sirena en la tradicional lotería mexicana? Pues bien, este ser mitológico con medio cuerpo de mujer está inspirado en el erotismo y sensualidad de las rumberas que encarnan la sensualidad tropical.
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Precursoras de la revolución sexual
Las rumberas irrumpieron en una época cuando la sociedad mexicana era conservadora y sus bailes, atuendos e incluso su forma de trabajo, no eran muy bien vistos entonces.
Las rumberas se enfrentaron a los prejuicios de su tiempo, además de que rompieron los roles de género: en esos años la mujer no tenía muchas opciones y, por lo general, debía dedicarse a las labores del hogar y a sus hijos.
Las rumberas, de forma indirecta, también incitaron y animaron a otras mujeres que llegaban a asistir a los centros nocturnos y espectáculos con sus parejas, a bailar y sentirse libres y cómodas en su propia piel, olvidándose un momento de los quehaceres cotidianos y dejándose llevar por el ritmo de la música tropical.