La gastronomía mexicana es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco desde 2010, gracias a su gran diversidad de sabores, aromas, texturas y combinaciones que enamoran y deleitan a cualquier paladar, como los machitos.
Son un manjar tradicional de la comida callejera o banquetera que asemeja un pedazo de chorizo de color marrón, y sobre su preparación giran muchos mitos.
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¿Qué son los machitos?
Los machitos son una delicia culinaria que principalmente se consume en Nuevo León y Guadalajara, cuyo sabor es intenso y su textura, crujiente y grasosa. Pero ¿sabes de qué están hechos?
De acuerdo con Larousse Cocina, los machitos son una mezcla de vísceras de cabrito para asar: hígado, corazón y partes grasosas del intestino, todo picado y envuelto en la tela del estómago y amarrado con la tripa.
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Este manjar mexicano también se puede elaborar con la tripa de leche de la res. En cualquiera de sus preparaciones, los machitos se cuecen, se fríen y se sirven picados o cortados por la mitad para comerse en un buen taco o bañados con salsa picante o guacamole.
Al igual que las tripas, los machitos tienen un alto valor proteínico y son una fuente rica en hierro; se hacen acompañar de una tortilla y aportan carbohidratos y vitaminas B y E.
Suelen encontrarse en los clásicos puestos callejeros, también se sirven como entremés en restaurantes y cantinas.