El lichi es una deliciosa fruta subtropical originaria de China que llegó a México hace más de 100 años —¿creías que era reciente?— y en la actualidad se cultiva en Sinaloa. Su cáscara roja, piel escamosa, pulpa blanca y sabor muy agradable la hacen una de las preferidas de los mexicanos.
Litchi, lychee, lichi y li chih son los nombres de este fruto de la familia de las sapindáceas, cuya historia en nuestras tierras data de finales del siglo XIX, cuando debido a problemas de tipo social y económicos en esa nación asiática, llegaron a México cerca de 500 chinos con contratos temporales para trabajar en los ferrocarriles.
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Sinaloa fue uno de los estados donde se asentó la mayor parte de los chinos que migraron a suelo mexicano, mismos que tras establecerse comenzaron a cultivar las tierras sinaloenses, dando inicio así al cultivo local del lichi.
Después del comercio, la agricultura fue la segunda actividad que desempeñaron los chinos en esta entidad durante los primeros años del siglo XX. Fue hasta las décadas de 1970 y 1980 cuando la producción de lichi se estableció y se extendió por México.
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Bondades del lichi
En la actualidad, se cultiva en 13 estados de la república mexicana; Veracruz, Puebla y Oaxaca se colocan como los principales productores de este delicioso fruto de sabor dulce, que además es rico en vitamina C y minerales esenciales para el organismo.
Los lichis conquistaron México desde su llegada gracias a su dulzura, fina consistencia y exótica apariencia. Este árbol florece en febrero y su temporada es corta, pues el fruto se da entre mayo y agosto.
Es común encontrar lichis en tianguis y mercados locales; su costo oscila entre los 20 y 40 pesos, dependiendo del lugar. Por lo regular, se consumen como fruta fresca, aunque también pueden congelarse y deshidratarse.