Para explorar los distintos lenguajes que ofrece la Madre Tierra, el mexicano Ariel Guzik, diseña y produce mecanismos e instrumentos que le ayudan a lograr este fin. Son más de 25 años los que lleva explorando los fenómenos de resonancia, mecánica, electricidad y magnetismo, elementos que permiten a su ingenio inventar mecanismos que reproducen, a través de la música, la voz de la naturaleza.
Como director del Laboratorio de Investigación de Expresión y Resonancia de la Naturaleza en México, pretende que su trabajo, más que descifrar los misterios del mundo de la fauna o la flora, favorezca la percepción de los fenómenos naturales, por medio de los sentidos, la fascinación y la fantasía.
Varios de los aparatos e instrumentos que diseña y fabrica, ocupan un lugar dentro de exposiciones nacionales e internacionales, un ejemplo es su pieza Cordiox, seleccionada para su exhibición en la Bienal de Venecia. El instrumento de 180 cuerdas lleva un “corazón” de cuarzo, que capta las vibraciones del sitio y la manera en cómo la energía está distribuida en el lugar.
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Investigaciones de Ariel Guzik
Otra de sus creaciones novedosas es el Espejo Plasmaht, que funciona cuando los seres que se acercan a este instrumento activan la resonancia de las cuerdas, gracias a sus vibraciones, es así como se producen melodías 100% naturales.
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El artista Ariel Guzik inauguró su exposición "NÁUTICA" en el #FINI2017 #UAEH #México #Arte #Cultura #Ciencia pic.twitter.com/hKqRnCTbRA
— FINI (@finimx) April 28, 2017
Pero aún hay más en la serie de investigaciones y propuestas de Ariel Guzik, quien también ha hecho audibles las ondas cerebrales, la luz solar y el crecimiento de la vegetación. De acuerdo con algunos expertos, la naturaleza tiene un lenguaje y este artista-científico solo se atreve a reproducirlo, o deja que los mismos seres vivos lo hagan.
Para muestra basta un botón: resulta que en el Mar de Cortés, Ariel Guzik sumergió su invento Nereida, un cilindro de cuarzo, mediante el cual buscó establecer una comunicación directa con delfines y ballenas grises. Pero también intenta lo mismo con plantas, a través de un sistema de electrodos que unen plantas con un laúd y así traducir las vibraciones energéticas de éstas en música.