De portada en Vogue a documental en Netflix, otra realidad que forma parte de la vida de Lorena Ramírez Hernández, corredora rarámuri que se ha ganado el reconocimiento a nivel mundial, por sus logros como atleta.
Si deseas conocer más sobre esta deportista indígena de 26 años, no te pierdas el proyecto original de dicha plataforma, que te presenta su historia a través de la producción: «Lorena, la de pies ligeros», el cual se estrenó en 2019.
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Lorena la de pies ligeros, ya está en Netflix. Mi nueva película en la que se habla de las cosas esenciales de la vida. @martadebaile @noficcionmx @Javier_Corral @galvanochoa @aristeguicnn @enmarquez @CarlosLoret @EnriqueKrauze pic.twitter.com/vZME16cNPw
— Juan Carlos Rulfo (@juanpatadeperro) November 21, 2019
Se trata de un documental corto que te lleva a conocer cómo es la vida de Lorena Ramírez, originaria de Guachochi, Chihuahua, conocida por competir en ultramaratones, portando como uniforme su traje tradicional rarámuri y huaraches.
¿Qué logros ha tenido Lorena Ramírez?
Este trabajo es dirigido por Juan Carlos Rulfo, bajo la producción de Gael García Bernal; una historia que ganó el Ariel como mejor cortometraje documental. A lo largo de 28 minutos -duración-, puedes recorrer junto a la deportista los senderos sinuosos de Chihuahua, mismos donde la deportista entrena.
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Netflix estrenó el cortometraje “Lorena, la de pies ligeros” que forma parte de la miniserie “Rio Grande, Río Bravo“. Esta serie producida por Gael García, consta de cinco capítulos centrados en la vida en la frontera norte de México
— U.S.-Mexico Foundation (@USMexicoFound) November 26, 2019
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Fue en 2017 cuando la joven acaparó los reflectores internacionales al ganar el primer lugar en el UltraTrail Cerro Rojo; una carrera de 50 kilómetros, en un tiempo de 7 horas y 20 minutos. Al año siguiente quedó en la tercera posición en el Ultramaratón Bluetrail, de 103 kilómetros.
Su fortaleza, resistencia e indumentaria con la que se enfrenta a estos desafíos, llamaron la atención de la prensa de otras latitudes y es así como Lorena Ramírez se convirtió en un símbolo para su comunidad, quien solo se comunica en su lengua natal, la cual forma parte de las 68 lenguas indígenas de México que pueden desaparecer.
