Al puro estilo de Robin Hood, pero mexicano, El Tigre de Santa Julia se convirtió en toda una leyenda, por tratarse de un ladrón-justiciero que ayudaba a los pobres y desamparados, víctimas de los grandes hacendados y la gente pudiente de la época.
Su nombre de pila fue José de Jesús Negrete Medina y antes de seguir su camino como bandolero, se enlistó en las filas del ejército en 1895, e incluso, llegó a ser sargento segundo del Tercer Batallón de Artillería.
Sin embargo, se dio cuenta de que la vida en la milicia no era para él, no representaba sus valores ni ideales, así que desertó de su puesto y tomó la decisión de irse a vivir a la Ciudad de México, instalándose en el antiguo Barrio de Santa Julia, hoy abarca la colonia Tlaxpana y parte de la colonia Anáhuac, en la alcaldía Miguel Hidalgo.
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Desde aquellos años la zona es considerada como una de las más violentas de la capital. Fue en esta extensión geográfica donde conoció a los hombres que serían sus cómplices en el asalto a la Hacienda de Aragón: Tomás Peña, Fortín Mora, Gregorio Mariscal y Pedro Mora, acto que jamás se concretó, porque fueron capturados y encerrados.
Aunque José de Jesús Negrete Medina, tuvo más suerte, pues logró escapar de las garras de la justicia, al asesinar a los dos guardias de la penitenciaría donde se encontraba prisionero. Este acto delictivo fue el que le otorgó el sobre nombre de El Tigre de Santa Julia, pero no el hecho que lo convertiría en toda una leyenda.
#SabíasQue El 28 de mayo de 1906 fue aprehendido Jesús Negrete, conocido como ‘el tigre de Santa Julia’. En la imagen un grabado de José Guadalupe Posada sobre el popular bandido. pic.twitter.com/vjTC68hcFF
— INEHRM (@INEHRM) May 28, 2018
¿Cómo terminó la historia de El Tigre de Santa Julia?
Se dice que parte del botín que lograba obtener como bandolero, era compartido con los más necesitados, los que tenían hambre, falta de hogar y con los enfermos. Así fue cobrando fama como El Tigre de Santa Julia, entre la sociedad de la época, gracias a que sus hazañas se publicaban en el periódico El Imparcial.
Pero así como era amado, respetado y aplaudido por muchos, otros se habían convertido en sus enemigos, principalmente por haberse metido con sus riquezas. Además, la lista de crímenes lo convirtieron en el delincuente más buscado por la justicia.
Hasta que fue nuevamente capturado en 1906, justo en el momento que hacía del baño, en el Callejón del Nopalito, en el barrio de Puerto Pinto en Tacubaya. Así es como nació la expresión: “Lo agarraron como a El Tigre de Santa Julia”.
Lo trasladaron a la cárcel de Belén, donde esperó cuatro años para su ejecución, la cual ocurrió el 22 de diciembre de 1910. La noticia de su deceso, por fusilamiento, se dio a conocer por los periódicos de la época.
La historia del célebre bandolero conocido como El Tigre de Santa Julia, inspiró a varios cineastas, así su personaje inspiró la primera película que se presentó en 1973, dirigida por Arturo Martínez y protagonizada por Juan Gallardo. La segunda cinta se estrenó en 2002, con Miguel Rodarte protagonizando al personaje principal, bajo la dirección de Alejandro Gamboa.