La música, el baile y la alegría invaden los barrios populares de la Ciudad de México gracias a los sonideros. Estos personajes emblemáticos son parte fundamental de la cultura y la tradición sonora que identifican a muchos barrios chilangos.
La herencia cultural de los sonideros ya ha sido reconocida y valorada en su justa medida. Se han adueñado de la música, de las calles y de los sonidos característicos del barrio, creando una identidad popular única en la Ciudad de México.
Ahora, se considera un patrimonio cultural inmaterial que se expresa en el espacio público, ejerciendo el derecho a la cultura y el derecho a la ciudad, tal como lo establece la Constitución Política de la Ciudad de México.
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Estos sonideros no solo nos brindan momentos de diversión y baile, sino que también contribuyen a democratizar el espacio público y resignificar los espacios comunes. Cualquier regulación de su actividad debe considerar los derechos culturales, promoviendo el uso colectivo de los espacios para la música y el baile, y garantizando la participación de todas las personas en condiciones de igualdad. No se trata solo de definiciones hegemónicas de arte o cultura, sino de permitir que las expresiones culturales florezcan libremente.
La aprobación de la modificación a la Ley de Fomento Cultural de la Ciudad de México es un gran avance para visibilizar y valorar esta expresión cultural inmaterial que viste y alegra nuestra capital. Esta medida legislativa busca asegurar la conservación y difusión de los sonideros en las 16 Alcaldías de la Ciudad.
La Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México reconoce este paso como una oportunidad para promover y proteger estos espectáculos que forman parte de nuestra memoria colectiva.
Los sonideros son el reflejo de la esencia local y territorial de nuestras comunidades. Son el vivo ejemplo de cómo lo cotidiano puede transformar nuestra realidad, constituyendo una memoria colectiva que asegura la continuidad de estos espectáculos. Así que prepárate para seguir disfrutando de la música y el baile de los sonideros, porque forman parte integral de nuestra querida Ciudad de México.
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