Es en la costa de Chiapas donde encontramos la Reserva de la Biosfera La Encrucijada, un sitio lleno de curiosidades no sólo por la serie de especies animales que refugia, también por sus plantas acuáticas, entre las cuales sobresalen los manglares rojos, que atraen a visitantes por tener fama de ser los más grandes de México y Centroamérica, al medir 30 metros de altura.
Este mágico lugar comprende parte de los municipios de Pijijiapan, Mapastepec, Acapetahua, Huixtla, Villa Comaltitlán y Mazatán, además de compartir dos zonas económicas: el Istmo Costa y el Soconusco.
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Otra de las características que embellecen a La Encrucijada es su amplia red de lagunas costeras, esteros y canales; es justamente en este espacio donde se puede practicar un turismo de bajo impacto o ecoturismo.
El título como Reserva de la Biosfera lo adquirió en 1995, un suceso que impulsó el desarrollo de una actividad sustentable entre sus comunidades, es así como se formó la Red de Ecoturismo La Encrucijada, que ha permitido disfrutar este santuario natural chiapaneco de una manera responsable.
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Las maravillas de La Encrucijada
Bajo el cobijo y guía de esta red comunitaria se pueden realizar actividades ecoturísticas como rutas en kayak o paseos en canoa por sus canales de manglar, para observar y escuchar los sonidos de la naturaleza. También hay recorridos a pie por su bosque, desde donde hay un encuentro más cercano con las especies que refugia.
La Encrucijada es el hábitat de distintos animales: oso hormiguero, iguanas verde y negra, jaguar, cocodrilo americano, cigüeña americana, pericos como ala amarilla y frente naranja, armadillos zorra gris, boa, tortuga golfina, entre otras especies.
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Entre la flora que conforma a esta Área Natural Protegida desde 1972, podemos encontrar el famoso mangle rojo, con sus 30 metros de altura, pero también hay blanco y negro, además de botoncillo; otras especies de flora son guano redondo, guamuche, caraguata, chaca o palo mulato y zapote de agua.
En La Encrucijada hay un pequeño hotel administrado por la red comunitaria que permite realizar un camping en una zona segura, desde donde se contemplan las noches estrelladas, que también se pueden disfrutar durante las caminatas nocturnas, con la experiencia de los guías locales, quienes dirigen el tour hasta uno de los centros tortugueros de la zona.