Tlatlauquitepec: donde la aventura y la gastronomía conquistan los sentidos

Entre los platillos a degustar están las carnes ahumadas, una herencia de los migrantes italianos que vivieron en la región

Tlatlauquitepec Pueblo Mágico de Puebla
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Tlatlauquitepec es un Pueblo Mágico para dos tipos de viajeros: quienes practican ecoturismo y los amantes de la gastronomía. Claro que hay intrépidos de buen diente que también disfrutan los sabores de México, así que este es el destino perfecto para gozar de ambos placeres de la vida. 

Al arribar al Centro Histórico de este territorio de Puebla, te darás cuenta que su atmósfera apacible contrasta con la idea de que este lugar promete muchas actividades llenas de aventura. Pero qué tal si nos vamos adentrando en sus calles para conocer su esencia, la cual se cuenta principalmente entre sus edificios coloniales

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Varios de los rostros arquitectónicos se admiran desde la Plaza de Armas, desde donde se puede hacer un recorrido hacia el Santuario del Señor de Huaxtla, para visitar la figura de Jesús crucificado, el cual —se dice— es muy milagroso. Fue tallado con la madera de un árbol arrastrado por un río en el siglo XVIII.

En Tlatlauquitepec también hay que conocer la Parroquia de Santa María de la Asunción, construida como convento por los franciscanos en 1531. Su techo muestra una clara influencia mudéjar, pero no es la única pieza artística que guarda; en su interior hay paredes con pinturas del artista Luis Toral González y un órgano que se trajo desde Europa.

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Comer, beber y mucho más en Tlatlauquitepec

Quienes son aventureros de hueso colorado, trazan en sus mapas a Tlatlauquitepec como punto de encuentro para vivir al extremo.

Desde el Pueblo Mágico se emprende el camino hacia la conquista del Cerro Cabezón, ideal para realizar actividades deportivas como caminatas entre puentes colgantes, senderismo, rappel, ciclismo de montaña y tirolesa.

Para los más experimentados, este escenario montañoso es ideal para la práctica de la espeleología, por sus acantilados y cavidades con estalactitas y estalagmitas; la más popular es la Cueva del Tigre, por tratarse de una impresionante formación rocosa.

Por supuesto, tanto derroche de energía abrió el apetito, entonces hay que saciarse con los tradicionales tlayoyos, los más recomendables son los rellenos de alverjón y, para los carnívoros, una típica carne ahumada con leña de encino en el restaurante Café Colonial, herederos de este estilo por los migrantes italianos que vivieron en la región.

Para la digestión, hay que hacer una parada en El Jonuco, la fábrica de vinos de Tlatlauquitepec abierta desde 1921. En este lugar se pueden degustar sabores como higo, jerez, capulín, guayaba, tejocote, toronjil, vainilla, anís y maracuyá. Además, no dejes de probar el licor conocido como yolixpa, hecho con base en hierbas.