Visitar el municipio de Tenango de Doria, en la sierra de Hidalgo, no es tarea sencilla. Quien llega allí, puede ver los famosos tenangos, esos coloridos bordados sobre manta que invitan a llevarlos a casa. Pero te tenemos una noticia: hoy sólo es necesario que te dirijas a la línea 7 del Metro, en la estación Barranca del Muerto, para admirar este anhelado arte textil.
Sí, al sur de la Ciudad de México, a unos 35 metros dentro del subsuelo —la línea 7 del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro es la más profunda—, podrás observar en pasillos, escaleras y techo las reproducciones de esos dibujos emanados de la imaginación de los artistas escondidos en parajes de la sierra de Hidalgo.
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¿Qué es el tenango?
Un tenango es un arte otomí-tepehua que nació en la década de los años 60. En sus bordados sobre manta hay representaciones de la flora —como los pétalos de nochebuena en distintos tonos— y fauna —gallinas, conejos, caballos o perros— del municipio de Tenango de Doria, en plena sierra hidalguense.
Por lo general —aunque no es una regla inmutable— no hay presencia humana en este arte, pero sí narraciones completas con hilos de colores sobre pasajes de la vida cotidiana, la religión, las fiestas patronales, el carnaval o alguna leyenda.
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Dicen las tejedoras que se distingue un trabajo de calidad según las puntadas, es decir, en cuanto más pequeñas y ajustadas, mucho mejor.
Cada obra es diferente, es única, porque se dibuja sobre la manta y luego se borda; es prácticamente imposible repetir un diseño.
Estas artistas se deben enfrentar a dos problemas considerables: la poca valoración de su trabajo y el plagio. Incluso, renombrados diseñadores de moda internacional han copiado su estilo de bordado.
De Hidalgo para el mundo
México es reconocido como uno de los principales países del mundo por la bellísima y variada producción de su arte textil. En cada estado de la república hay bordadoras y tejedoras que no sólo inmortalizan sus distintas técnicas, sino que en cada textil o bordado plasman símbolos de cada pueblo.
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En el Museo de Arte Popular de la Ciudad de México hay un texto que se acerca al arte de estas artistas: “manos milagrosas que convierten necesidades y miedos en espíritu, obras de arte popular surgidas de la biodiversidad que conforma su hábitat natural”.
Y en el municipio de Tenango de Doria hay un dicho bastante conocido: quien se va del pueblo para no volver, o quienes llegan de entrada por salida, siempre se llevan un tenango. Es lo mismo que llevarse un pedazo de pueblo.