Las cuevas muchas veces son relacionadas con mitos y leyendas de culturas ancestrales, la cuales tienen que ver principalmente con la entrada a otros mundos, portales mágicos y accesos al inframundo. La Cueva del Diablo en el Cerro de la Estrella no podía quedar exenta.
El Cerro de la Estrella data de la época prehispánica por una hacienda que se encontraba en sus faldas con el nombre de Hacienda de la Estrella. Es una elevación de 225 metros de altura y que en tiempos prehispánicos tuvo el nombre de Huixchtecatl.
La Cueva del Diablo forma parte de un sistema de cerca de 200 cavernas que abarca desde el Cerro de la Estrella, lugar de culto donde año con año se realiza la representación de la Pasión de Cristo, hasta la Sierra de Guadalupe.
De acuerdo con pobladores de la zona, la Cueva del Diablo es la única que tiene la fama de ser una entrada al infierno. Lo cierto es que en torno a esta caverna giran muchas historias, pero todas coinciden en la presencia de un humilde anciano, el cual aparece en las inmediaciones del Cerro de la Estrella para solicitar la ayuda de quienes transitan por ahí.
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Pero en realidad no busca ayuda; sino almas codiciosas a las cuales pueda arrastrar hasta lo más profundo de la caverna. De acuerdo con la leyenda, conforme se acercan a la cueva; se percatan que se trata del mismo demonio, quien tras revelar su identidad les invita a pasar a la caverna para llevar a cabo un pacto.
Aquellos que se adentran en la Cueva del Diablo se dan cuenta que es un lugar hermoso, lleno de vegetación, estanques de agua y animales de todo tipo. Sin embargo, lo verdaderamente atractivo son las pilas de oro, un tesoro que puede ser suyo a cambio de su alma, por lo que no logran salir. Sin embargo, quienes declinan la oferta son conducidos a la entrada de la caverna sin daño alguno.
Otra leyenda dice que en las zonas aledañas a la Cueva del Diablo habitan duendes, motivo por el cual se han registrado desapariciones de menores que suben a su cima, donde se encuentra la caverna.
Asimismo, existe gente que dice que ve bolas de fuego, principalmente en el Día de Muertos. Incluso, otras personas aseveran que es un enlace para viajar a otras dimensiones, mientras que otros tantos señalan que han escuchado toda clase de ruidos extraños saliendo de ella.
Todos los relatos coinciden también en que la mayoría de personas que entran a la Cueva del Diablo, nunca vuelven a ser visto, salvo aquellos que corran con mucha suerte o declinen la oferta del demonio.
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Lejos de las historia, mitos o leyendas que giran alrededor de la Cueva del Diablo, este lugar es empleado para rituales de santería o brujería, ya que han sido hallados objetos relacionados con dicha práctica.
Además, diversos estudios arqueológicos afirman que la cueva fue usada por los mexicas como un sitio sagrado para rendirle culto al fuego. De hecho, todavía existen grupos de personas que realizan rituales prehispánicos en este lugar para mantener vivas sus tradiciones.
La mayoría de las cuevas de la zonas están totalmente abiertas, salvo la Cueva del Diablo, pero nada tiene que ver con supersticiones, sino más bien con cuestiones de seguridad. Debido a que geólogos que han estudiado sus entrañas aseguran que su forma en «L» es lo que ha ocasionado que cientos de personas se pierdan en su interior.
Por superstición, seguridad o mero sentido común, el área de protección civil de la alcaldía Iztapalapa aconsejan nunca entrar a la Cueva del Diablo, pues hacerlo implica un riesgo inminente.