La historia de la icónica Mercería del Refugio, un imperdible del Centro Histórico

Es una de las tiendas más antiguas de la Ciudad de México, pues comenzó en 1826

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Mercería del Refugio
Foto: @MerceriadelRefugio/Facebook

Si alguna vez hiciste manualidades o acompañaste a tus papás o abuelos al Centro Histórico a comprar agujas, hilo, cintas, botones y demás, probablemente conoces la famosa Mercería del Refugio, te platicamos un poco más acerca de esta tienda tan antigua de la CDMX.

Los inicios de Mercería del Refugio

La historia de la Mercería del Refugio se remonta a 1826, cuando en las calles de Tlapaleros y Lerdo No. 1, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, se abrió un local que vendía un extenso surtido de encajes, cintas, hilos, sedas, navajas, agujas, botones y cortes que en su mayoría eran importados de Europa.

Esta tienda pronto se convirtió en la favorita de las entonces amas de casa y, sobre todo, modistas y costureras. En sus inicios se llamaba «Gran Sedería del Refugio» y gracias a los materiales que vendían se convirtió poco a poco en uno de los comercios más exitosos y favoritos de la época.

La Mercería del Refugio fue fundada por dos hombres de origen francés cuyos apellidos eran Billonneau y Cassou. Tiempo después, los hijos de Cassou, Pedro y Enrique, conformaron una sociedad con Bernardo Atchoarena de la que surgieron dos tiendas: La Barata, en la esquina de Palma y 16 de Septiembre, y Gran Mercería y Sedería del Refugio, ubicada en Capuchinas No. 109, hoy Venustiano Carranza, donde permanece.

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En 1914, los socios de la empresa decidieron regresar a Francia. Ya en Europa, Atchoarena y los Cassou compraban la mercancía en almacenes franceses.

Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial los envíos de mercancía desde territorio europeo eran cada vez más complicados, por lo que Mercería del Refugio comenzó a importar mercancía de Estados Unidos y a vender productos como cristalería, regalos, juguetería y papelería.

Así fue como, poco a poco, la Mercería del Refugio incorporó la venta de juguetes para extender su catálogo llamado La Voz del Refugio.

En la década de 1950, Mercería del Refugio se modernizó e instauró el sistema de menudeo, pasando de la venta en mostrador a autoservicio; mientras, para las compras de mayoreo se empezó a atender a los clientes en una sala de exhibición destinada para ello. En la actualidad, Mercería del Refugio sigue en pie.