En México existen platillos y bebidas que tienen su origen desde hace miles de años, tal es el caso del chocolate oaxaqueño, esa delicia caliente que abriga el alma de quien lo bebe y deleita los sentidos con su exquisito sabor y agradable aroma.
Cacao, un regalo de los dioses (Origen)
Según la leyenda, el dios Quetazcóatl fue quien trajo la planta de cacao a México para ayudar a los hombres que años después la bautizarían con el nombre científico de «Theobroma Cacao» que en griego significa «alimento de los dioses«.
Una vez que los hombres descubrieron como tostar las vainas, molerlas y batirlas, fue como surgió el chocolate, una bebida digna únicamente para sacerdotes y nobles, que también era utilizada para darle solemnidad a rituales sagrados.
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Chocolate oaxaqueño, un infaltable de la gastronomía nacional
Con el paso del tiempo, el chocolate se convirtió en parte fundamental de la alimentación de los oaxaqueños, quienes comenzaron a elaborarlo de forma artesanal, totalmente a mano. Moliéndolo arrodillado sobre un metate y batiéndolo con un tradicional molinillo.
Cabe destacar que México es uno de los más grandes productores de cacao a nivel mundial, siendo Oaxaca, Tabasco y Chiapas los mayores productores y consumidores de este elixir ancestral, cuyo nombre original es «Xocolatl» y del cual deriva la denominación actual.
El chocolate oaxaqueño puede mezclarse con vainilla, pimienta, almendras, entre otros ingredientes. Sin embargo, la molienda tradicional consta de azúcar, canela y la estrella el cacao, posteriormente se elaboran tablillas de diferentes formas y tamaños y se puede preparar con leche o agua.
Receta del chocolate oaxaqueño
Ingredientes
- 125 gramos de semillas de cacao
- 250 gramos de azúcar
- 13 gramos de canela en rama
- 13 gramos de almendra
- 1 1/» litros de leche
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Preparación
Tuesta el cacao en un sartén, a fuego bajo, sin dejar de moverlo hasta que tome un color café claro.
Posteriormente pela y tuesta las almendras. Luego muele la canela y agrega el cacao y las almendras.
Una vez que esté todo bien molido, revuelve con el azúcar y muele un par de veces más. Disuelve en agua o leche hirviendo y bate con un molinillo hasta hacer espuma y listo.