Chava Flores, el gran cronista de la Ciudad de México

Conoce el legado que dejó este artista urbano, quien a través del humor e ingenio plasmó la vida de la capital.

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Chava Flores
Foto: @SecretariaCulturaMx/Facebook

Nadie como Chava Flores para describir con bastante ritmo cada uno de los rostros de la Ciudad de México de 1950 y 1960. Este personaje logró retratar de forma popular las condiciones sociales en la vida del barrio y con gran maestría sintetizó en poesía las grandes bondades de la gastronomía nacional, incluso detalló la visión humorística que el mexicano tiene de la muerte.

De acuerdo con sus estudiosos, más que un «hacedor de canciones» como él mismo se autodenominaba, Chava Flores fue reconocido como el cronista de la CDMX, gracias a su habilidad con las palabras, pero también a su talento y visión para narrar de forma amena y relevante los sucesos que acontecieron en su época.

Su nombre era Salvador Flores Rivera y nació en el barrio de la Merced en 1920, en una familia de cinco integrantes, sin contar a su padre, quien falleció cuando Chava tenía solo 13 años. Constantemente cambiaban de domicilio entre la Doctores, Roma, Peralvillo, Tacubaya, San Rafael, Coyoacán, Tepito, Santa María La Ribera y más.

Gracias a esta vida nómada el futuro compositor se empapó con un acervo urbanístico impresionante, que finalmente transmitió en cada una de sus canciones, que obviamente se fueron alimentando con el tiempo en cada experiencia, pues para sobrevivir trabajó en todo: mensajero, repartidor, hasta tuvo una salchichonería para pagar sus estudios de contaduría.

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¿Cómo incursionó en la industria Chava Flores?

Cada uno de sus negocios fracasó, hasta que finalmente se asoció con un amigo para abrir su propia imprenta, que le sirvió para codearse con los grandes de la música, a través de la revista Álbum de Oro de la Canción, y fue así como en 1952 Chava Flores comenzó su carrera en la farándula de aquella época.

Los historiadores recuerdan que su canción “La tertulia” fue interpretada por Pedro Infante en la película “Dos tipos de cuidado”; a partir de ahí, se volvieron éxitos la “Boda de vecindad” y “Bartola”. De esta manera, Chava Flores comenzó a crecer dentro de la industria del entretenimiento.

El ingenio y humor fueron parte de las crónicas que compartió sobre la capital del país, características que lo llevaron a ganarse el cariño del público. Entre corridos, boleros y música vernácula, compuso más de 200 temas, en los que abordó el folclor urbano, el amor y desamor, tópicos sociales y políticos que le valieron reconocimientos, premios y ovaciones a lo largo de su vida.

En septiembre de 1982, Chava Flores se despidió de los escenarios en el Teatro Ferrocarrilero. Como parte del acervo que nos dejó, sus canciones también formaron parte de la banda sonora de varias películas y escribió el libro “Relatos de mi barrio”. Su vida terminó a los 67 años en 1987.

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