Sitios sagrados hay muchos adentro de uno mismo. Sitios sagrados también hay en nuestros propios hogares —esos que llamamos “altares”—, ya sea con figuras religiosas o con objetos que le dan un significado especial a nuestras vidas o a algún pasaje de nuestra historia personal.
Pero allá, en otros países lejanos, también hay sitios sagrados que nos inspiran o nos mueven a la introspección y a cuestionarnos el origen y veracidad de nuestras creencias y prioridades. A esos te invitamos hoy para que no te desconectes de la vida ordinaria, sino que la vivas con conciencia, a plenitud y a fondo.
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Palacio Potala, Tíbet
El epicentro del budismo tibetano se encuentra en el Palacio Potala. Esta edificación de 13 pisos, más de mil habitaciones y con una superficie de 130 mil metros cuadrados, era la residencia de los sucesivos Dalai Lama, desde el siglo XVII, de acuerdo con la UNESCO.
El Dalai Lama actual es Tenzin Gyatso, líder espiritual y temporal del pueblo tibetano. Para el pueblo de Tíbet, los Dalai Lama son considerados, uno tras otro, reencarnaciones del bodhisattva de la compasión, Avalokitesvara.
Este magnificente edificio, cuyas paredes de piedra llegan a medir 3 metros de espesor, se ubica sobre la Montaña Roja, en el centro del valle de Lhasa, a unos 3 mil 700 metros de altura sobre el nivel del mar.
Debido a su tamaño, esta conformado por varios edificios: el Palacio Rojo, el Palacio Blanco —y sus edificios anejos—; el Templo de Jokhang (siglo VII) y el Palacio de Norbulingka.
En su interior hay una gran cantidad de estatuas del Buda, espectaculares murales, artesanías con siglos de antigüedad y un sinfín de obras de arte.
Pagoda Shwedagon, Birmania
Este es uno de los sitios sagrados que podría ser una de las maravillas del mundo actual. La belleza de su arquitectura y la presencia de su cúpula dorada te sorprenderán desde lejos. En esta pagoda (templo) puedes orar, descansar y prender velas en honor de Buda.
Los lugareños dicen que Shwedagon contiene las reliquias de cuatro Budas (de acuerdo con el budismo, el mismo Buda que nació como Siddharta Gautama es reencarnación de otros budas, de otros tiempos): ocho hebras de cabello de la cabeza de Gautama, un recipiente de agua de Konagamana, una pieza de la túnica de Kassapa y el bastón de Kakusandha.
Angkor Wat, Camboya
La región de Angkor, en Camboya, tiene una gran cantidad de templos en su territorio, muchos resguardados por la espesura de la selva. El más grande y quizá más conocido en fotografías o documentales es Angkor Wat.
Construido en el siglo XVII de nuestra era, está considerado una de los mayores sitios sagrados de la historia humana, con sus 800 metros de bajorrelieves y una gran torre de 55 metros.
Se dice que fue construido en honor del dios hindú Vishnú, además de otras deidades hinduistas, aunque tiempo después la empezaron a cuidar monjes budistas. Por eso también hay estatuas del Iluminado.
La Sagrada Familia, España
Algo más familiar para la religión occidental, pero no para el concepto de forma que tenemos de iglesia, en Barcelona se encuentra esta obra maestra del artista Antoni Gaudí. Pese a que comenzó a erigirse en 1882, siguen las labores de construcción de La Sagrada Familia, de formas inclasificables y espectaculares.
Observar detenidamente los detalles de su arquitectura modernista catalana quizá te llevaría años. Una estancia frente y dentro de este templo seguramente te cambiará la idea que tenías de templo religioso.
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— La Sagrada Família (@sagradafamilia) August 31, 2020
Templo del Loto, India
En el corazón de India se localiza la capital, Delhi, urbe que es la sede del Tempo de Loto, que es una monumental representación de esta flor que nace y crece en el fango, con material en putrefacción en sus raíces, pero que da una flor hermosa y sutil, mística. Es una figura sagrada en esa parte del planeta.
Si lo miras de frente, podrás contar 27 pétalos de mármol blanco. Este templo forma parte de la religión bahá’í, nacida en Persia en el siglo XIX y que busca la paz universal. Precisamente este sentimiento te invade si entras a orar o si sólo permaneces en quieta y serena contemplación en su interior.
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