El Parque Nacional Lago de Camécuaro se localiza en Tangancícuaro, Michoacán, uno de los destinos más fantásticos del estado, que evoca escenarios mágicos por sus aguas cristalinas, de las cuales emergen grandes raíces de los árboles que brindan su sombra, entre los que destacan sabinos y ahuehuetes milenarios.
Durante otoño, los paisajes del Lago de Camécuaro parecen europeos por sus hojas naranjas y rojizas, mientras la neblina navega sobre su manto acuífero.
Esta postal nos hace recordar una de las leyendas que cuentan sus lugareños, al asegurar que una doncella hermosa camina por su orilla, esperando el descuido de alguien para sumergirlo en las profundidades de donde no saldrá jamás.
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Pero que esto no detenga el deseo de refrescarse en Lago de Camécuaro, aunque no es la mejor época del año porque sus aguas son muy frías, así que lo más recomendables es alquilar una lancha para dar un paseo, mientras admiras una y otra vez la belleza de su paisaje.
Si prefieres mantenerte en tierra, entonces aprovecha para sentarte en las enormes raíces de los árboles e inmortaliza el momento con algunas fotografías.
Las maravillas de Lago de Camécuaro
Lago de Camécuaro tiene una extensión de 1.6 hectáreas y una profundidad máxima de 6 metros, ideal para la práctica de buceo.
Su área permite hacer recorridos en bicicleta, pero si prefieres una experiencia más cercana, cuenta con una zona de campamento superrecomendable para admirar las lunas de octubre y su cielo estrellado, mientras el frío de la noche se pasa con una fogata.
Las aguas del Lago de Camécuaro son tan claras que los rayos del sol permiten observar un espectáculo de claroscuros en su fondo, que se proyectan en las hojas de sus colosales.
Para disfrutar de una tarde en sus alrededores, se instalaron asadores para pasar un día de campo con la familia, aunque también sus lugareños venden antojitos propios del estado.
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Sin duda, una tarde o una noche a la orilla del Lago de Camécuaro resulta una de las experiencias más fascinantes para los amantes de la naturaleza.
Sólo basta perderse en la contemplación de las raíces grandes que emergen del lago y cómo estas se entrelazan, para mostrar una belleza inigualable.