El Santuario, el espacio wellness de Valle de Bravo

Este lugar es perfecto para reencontrarse con uno mismo

El Santuario, un paraíso wellness de Valle de Bravo
Foto: El Santuario Resort & Spa/Facebook

En Valle de Bravo, en el Estado de México, hay un lago artificial, rodeado de bosques y montañas. A orillas de este cuerpo de agua se encuentra El Santuario, un hotel-spa creado por el empresario del calzado Michel Domit.

El Santuario posee una vista privilegiada del lago, por eso ha sido calificado como el mejor hotel de Valle de Bravo. Es ideal para una escapada romántica o para unos días de vacaciones en compañía de la familia, cuando las condiciones sanitarias lo permitan.

Este hotel-spa fue concebido con la visión de ser un club para el fraccionamiento ecológico de 300 lotes de terreno donde se han edificado más de 70 residencias de alto lujo, alrededor de una reserva de dos millones de metros cuadrados en los que únicamente 20% corresponde a espacios habitacionales, mientras que el restante 80% son áreas verdes.

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Las «guías» de El Santuario

El Santuario está diseñado para brindar experiencias únicas por medio de una elevación individual y colectiva del espíritu y los sentidos, donde sus huéspedes se pueden desconectar de todo y dejar de lado la cotidianidad.

Esto se logra mediante del poder energético de la montaña, la herencia milenaria de los ancestros de la región, una arquitectura orgánica forjada en total equilibro con su entorno, con una visión holística de sanación.

El Santuario cuenta con 64 suites que representan los hexagramas del libro sagrado chino I Ching, que simboliza las 64 permutaciones posibles, ordenadas en forma de cascada, que significan el ascenso y descenso al interior del ser.

Sus habitaciones están diseñada de forma rústica y elegante para que sus huéspedes se sientan en total paz y tranquilidad. En la cima de la montaña hay una piscina privada —climatizada— que simboliza la renovación y purificación, decorada con piezas de arte mexicano y elementos de aromaterapia y reflexología.

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En las áreas comunes hay sillones o sofás cama para descansar alrededor de cascadas artificiales o jardines resguardados por esculturas surrealistas del artista Alejandro Velasco, así como árboles y algunas aves.

En el corazón de El Santuario existe un espacio reservado para la meditación y la búsqueda espiritual, gracias a la energía que confluye en el lugar. Existe un vitral que es obra del escultor italiano Narcissus Quagliata y una figura de Buda.

Asimismo, cuenta con un Túnel de la Serpiente, el cual representa el límite de lo material y la entrada al mundo espiritual. Los viajeros lo caminan, traspasan el umbral entre lo terreno y lo trascendente. La Plaza del Cisne simboliza el nacimiento del Sol después de la agonía de la noche, dejando atrás el invierno y dándole la bienvenida a la primavera.

El Santuario destaca no sólo por sus instalaciones, también por sus terapias y tratamientos profundos como meditación, manejo de energía y técnicas especializadas, además de limpieza chamánica, armonización del aura, sanación de los ángeles y otras técnicas orientales.