Cerca de 4.7 billones de aves migratorias vuelan del norte de América hacia México para pasar la temporada invernal.
Una parte importante se queda en nuestro territorio, mientras otra cantidad significativa hace una parada corta y luego sigue su travesía hacia el sur, explicó Patricia Escalante, investigadora del Instituto de Biología de la UNAM.
Son más de 250 las especies que se suman a la fauna de México en esta temporada. Se estima que 3.5 billones regresan a sus territorios reproductivos en primavera.
Aves con potencial migratorio
Es en verdad impresionante ver cómo un cuerpecito tan pequeño, como el de un colibrí —el ave migratoria más pequeña—, puede hacer estos desplazamientos y sobrevivir, comentó la también curadora de la Colección Nacional de Aves.
“Podría pensarse que todas las aves tienen el potencial migratorio, pero es un fenómeno evolutivo de cada especie”, aseguró.
La migración de aves es un fenómeno muy amplio. El más vistoso es el de los patos o gansos, que en grandes cantidades dejan sus áreas de reproducción en el norte y llegan a zonas más cálidas a pasar el invierno; pero hay también acuáticas, de presa y otros tipos de terrestres.
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Rutas de aves migratorias
Hay especies que permanecen diez meses en México y se van a reproducir al norte. Otras aves migratorias se reproducen en nuestro territorio y luego migran al sur. Hay aves acuáticas tropicales que hacen movimientos estacionales dentro de Mesoamérica, en las lagunas de Centla, y posteriormente vuelan hacia Belice.
“Los mismos loros y guacamayas de la selva maya hacen estos movimientos que pueden ser estacionales”, agregó la especialista en ecología de la conservación.
En el continente hay cinco rutas de migración de las aves: la norte, la del centro, la del Golfo —que cruza el Istmo de Tehuantepec—, la del este —que se ubica por la zona de Florida y la Península de Yucatán— y la que va del este de Estados Unidos hacia Sudamérica.
“Todas estas poblaciones agarran un frente frío y aprovechan el vuelo”, dijo la especialista.
¿Cómo se monitorea su recorrido?
Gracias a las nuevas tecnologías es posible hacerlo, por ejemplo, con los radares del clima estacionados —143 en Estados Unidos— se les puede detectar, ya que muchas especies viajan de noche.
También se les colocan transmisores que cuentan con GPS y al recuperarse, se obtiene una memoria la cual permite saber dónde estuvo el ave para trazar su ruta.
Además, se cuenta con información de voluntarios que realizan observaciones e integran sus datos a grandes bases, como eBird o AvesMex, en las que identifican especies de aves migratorias, lugar y fecha en que las vieron, lo cual sirve para reconstruir su ciclo de vida.
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Amenazas para las aves migratorias
Escalante subrayó que es notoria la pérdida de hábitat para las aves migratorias y otras especies, pues cada vez se transforman más los bosques y diversos ecosistemas en espacios agropecuarios.
En 2019 se hizo un reporte donde se calculó que de 10 billones de aves, se ha perdido 30% de las 529 especies que se estimaban había en 1970 en Norteamérica.
Los mayores declives —hasta 59%— se observan en aves playeras y aves de pastizales, debido a la transformación de los campos para producir biodiésel, la aplicación de pesticidas y, en el caso de las costas, por el desarrollo urbano y turístico.
En contraste, con acciones de conservación en humedales se han recuperado las poblaciones de patos en el norte y de aves rapaces.
Otra amenaza es el uso de agroquímicos, porque afectan la cadena alimenticia de las aves migratorias. “Detectamos una disminución en las poblaciones, se sospecha que son los agroquímicos que alteran la cadena alimenticia, matan insectos que son alimento de las aves”, concluyó.
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