Al hablar de cenotes de Yucatán es inevitable pensar en la cultura maya. Y en una aventura sin igual. Aunque solo 3% de cenotes en ese estado está abierto al público, no te preocupes si quieres conocer muchos, pues hay cerca de 3 mil en todo el territorio yucateco. Así que ponte tu traje de baño y a disfrutar de este misticismo bajo tierra.
Para los mayas antiguos, los cenotes eran considerados portales o ventanas al inframundo en donde se realizaban múltiples rituales, sacrificios y ofrendas ceremoniales para complacer a sus dioses. Hoy, los cenotes siguen siendo motivo de admiración y de meditación sobre las orígenes de nuestra tierra y el paso del tiempo.
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Existe un lugar en Yucatán con la mayor cantidad de cenotes del sureste de México, se llama Homún, una localidad ubicada en el denominado “anillo de cenotes”, la circunferencia producida por el impacto del famoso meteorito Chicxulub hace unos 65 millones de años, a 55 kilómetros al sureste de Mérida.
Pero también hay zonas y rutas de cenotes que te permitirán visitar algunos de los más bellos y aptos para que bajes a otra dimensión del tiempo maya:
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Parque Cenotes Santa Bárbara
Cascabel, Cksikín y Xoch son los tres cenotes del Parque Cenotes Santa Bárbara. Los tres forman parte de una excursión que puedes realizar en el truck jalado por mulas o rentando bicicletas.
Estos cuerpos de agua subterráneos de agua dulce son en verdad cristalinos y su temperatura es muy agradable, además de que son abiertos y semiabiertos —no están totalmente bajo tierra—.
Ruta de Cenotes Valladolid
Muy cerca del Pueblo Mágico de Valladolid, donde puedes visitar una gran cantidad de recintos históricos, casonas coloniales, museos, mercados y tiendas de artesanías, existe esta ruta imposible de evadir.
La lista es larga, cerca de 14 cenotes, de los cuales te recomendamos algunos: Samulá; Xkeken, con sus extraordinarias estalactitas de roca caliza; Selva Maya, en el interior de un hotel, pero eso no le resta belleza; Hubikú, este es totalmente subterráneo y entras mediante una cavidad que llaman ojo; Palomitas, desde que empiezas a bajar las escaleras que conducen a este cenote te das cuenta de su magnificencia.
Sac Aua
A este cenote sólo tienes acceso haciendo a rappel o por unas inmensas escaleras de madera. No te preocupes, que esto sólo hace más emocionante la experiencia.
Lo más extraordinario de este cenote es que, una vez abajo, podrás admirar una isla rodeada por agua dulce color azul profundo, donde podrás nadar.
Si prefieres quedarte a la orilla del agua, te recomendamos mirar detenidamente los gigantescos árboles y su basta vegetación.
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Xcanahaltún
Casi todos los cenotes poseen aguas cristalinas y los rayos del sol se reflejan en su interior conformando un espectáculo visual incomparable, pero en este cenote hay una diferencia notable: es en verdad poco visitado.
Te impresionarán sus 90 metros de ancho y su cúpula “habitada” por estalactitas que se han formado con el paso de los años; en las paredes y el piso, hay estalagmitas con formas que te impresionarán.
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Nohmozon
Su bóveda de gran tamaño tiene un sinfín de estalactitas que bailan. Sí, los haces de luz que se reflejan en la superficie del agua hace que parezcan moverse a un ritmo antiguo. Sus dimensiones, entre 20 metros de ancho y una profundidad máxima de 45 metros, lo convierten en un cenote ideal para practicar snorkel, buceo y la observación directa.
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Suytun
De este cenote te sorprenderá su pasarela de piedra, desde donde podrás aventarte al agua o bien caminar hasta su centro. Está de más decir que lleves ahí tu cámara y tu mejor pulso.
Ubicado en el Rancho Ganadero-Ecológico Suytun de Fernández y Mendoza, en el kilómetro 8 de la carretera que conecta Valladolid con Puerto Juárez, el nombre de este cenote significa es “centro de piedra”.
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