Guachochi, el pueblo de los Norogachi que posee idílicas bellezas naturales

Entre paisajes fascinantes, gastronomía tradicional, cultura rarámuri, circuito jesuita y arte rupestre

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Guachochi en Chihuahua
Jaime Borunda/Flickr

Entre los escenarios nacionales que ofrecen paisajes nevados en esta temporada, Guachochi es ideal para vivir la experiencia. Si bien no podemos aventurarnos hasta su presencia en estos momentos, tenemos la ventaja de disfrutarlo virtualmente, a manera de incitar a los sentidos para su próxima exploración.

Así como el tapiz blanco le otorga un halo fascinante, la verdad es que cualquier temporada del año es ideal para adentrarse en la Sierra Madre Occidental en Chihuahua, donde se halla enclavado este seductor destino. Es hogar de una de las culturas tarahumaras más grande en población, que se conoce como los Norogachi

Con su gente se podrá disfrutar de hermosas artesanías, más una rica gastronomía que provocará a tu paladar repetir un plato más, ya sea que pruebes los famosos adobos, una carne asada o un pinole y tesgüino, que es lo más tradicional de esta comunidad indígena

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Atractivos de Guachochi 

De acuerdo con sus historiadores, hace mucho años solo era un área pantanosa que conglomeraba una gran cantidad de aves, mismas que dieron origen a su nombre, pues resulta que Guachochi en rarámuri significa Lugar de Garzas

Fue en el siglo XVIII que su fundación corrió a cargo de religiosos, razón para poseer un circuito de 17 misiones jesuitas, una travesía que conecta con museos sobre la cultura tarahumara, pinturas rupestres y cuevas antiguas. 

Sin embargo, su principal atractivo es La Barranca de Sinforosa, que forma parte de la Sierra Tarahumara, poseedora de paisajes idílicos como la unión de los ríos Verde y Urique, para convertirse en el río Fuerte que desemboca en el Pacífico, todo un espectáculo que se registra desde el Mirador Cumbres de Sinforosa, a 18 kilómetros de nuestro pueblo anfitrión

Para tu asombro, este sitio es poseedor de inmensas cascadas, entre las que destaca la presencia de Rosalinda y San Ignacio, con más de 100 metros de altura. Todo un universo que se debe explorar a pie, para no perderse ningún detalle de las maravillas que aquí se refugian.