La mansión maldita donde Buñuel filmó «El ángel exterminador»

Hoy se encuentra rodeada de edificios y complejos habitacionales, perdiendo así su esencia original

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Mansión maldita de Polanco, locación de la cinta
Foto: México Secreto Guiado/Facebook

En Polanco, una de las zonas más transitadas en la CDMX, en la calle Homero, se encuentra una «mansión maldita» que pocos conocen.

Esta residencia fue construida por encargo de Maximino Ávila Camacho, hermano de Manuel, expresidente de México, en el número 1109 de la antes llamada Avenida Rocafuerte (hoy Homero), entre Calderón de la Barca y Edgar Allan Poe.

La mansión maldita de Polanco ocupaba media manzana y era casi un palacio de 5 mil 400 metros cuadrados, el cual fue edificado entre 1942 y 1944 por Manuel Giraud y Fernando Parra, quienes habían diseñado anteriormente la Residencia Oficial de Los Pinos.

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¿Por qué se le llamó «mansión maldita»?

En Polanco, el productor y director de cine Luis Buñuel encontró el recinto perfecto para filmar algunas escenas de su cinta El ángel exterminador, en la cual varios personajes de la clase alta acuden a una cena en un palacio y quedan atrapados entre sus paredes debido a fuerzas inexplicables.

Lo que parecía ser una cena tranquila y amena se convirtió en una reunión desesperante, en la que los asistentes vivieron hambre, sed, falta de higiene, cansancio, angustia y dolor, al grado de verse obligados a comer papel para sobrevivir, dejando los buenos modales y convirtiéndose en verdaderos seres primitivos en busca de la supervivencia. Por eso fue conocida como la «mansión maldita».

La cinta de Buñuel se filmó en 1961, con la producción Gustavo Alatriste, la fotografía de Gabriel Figueroa y la actuación de Silvia Pinal, Claudio Brook, Enrique Rambal, Jacqueline Andere y Ofelia Guilmáin, entre otros.

Según el director Arturo Ripstein, Luis Buñuel se quejó de que los actores mexicanos no tenían ni idea de cómo usar un frac; asimismo, no estuvo muy de acuerdo con filmarla en México, pues la idea original era hacerlo en Francia. Sin embargo, debido a su escaso presupuesto, debió rodarla en territorio nacional.

La conocida mansión maldita tenía un imponente jardín y una fuente oval, así como un pórtico con acceso al vestíbulo, con pisos y columnas de mármol, una escalera ceremonial y un candil de cristal, además de un comedor de protocolo, una biblioteca, un salón de música y un sótano con barbería, boliche y sala de cine.

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Tras la muerte de Maximino Ávila Camacho, la mansión pasó a manos de la familia Jáuregui; posteriormente la adquirió Raúl López Sánchez, exgobernador de Coahuila. A finales de la década de 1970, la esposa de Sánchez vendió en lotes el jardín para construir casas y departamentos, por eso el inmueble quedó aprisionado.

Desde entonces, la mansión maldita ha visto circular infinidad de dueños. También fue sede de una casa productora, oficinas de Yves Rocher, centro de capacitación de Met Life y en 1983 volvió a aparecer en la pantalla grande en la cinta El juego del halcón, protagonizada por Sean Penn y Timothy Hutton.

La mansión permanece casi intacta; no obstante, sus actuales dueños piensan construir otro complejo de departamentos, con lo que se perdería el espíritu de la construcción original.