El Centro Histórico de la Ciudad de México siempre tiene una leyenda que revelar, ahora se manifiesta con la casa maldita de República de Uruguay, que antiguamente perteneció a un noble español conocido como don Juan Manuel Solórzano, de quien se dice, aún se manifiesta en la entrada de este edificio de arquitectura colonial.

Se trataba de un hombre que gozaba de buena fortuna, casado con una bellísima mujer, con quien deseaba procrear a un varón, desafortunadamente jamás llegó a tener hijos, hecho que le produjo una gran frustración e infelicidad, al grado de tomar la decisión de internarse  en un convento franciscano.

Para entregarse por completo a la vida y obra de Dios, dejó sus negocios en manos de su sobrino, así como la que posteriormente sería conocida como la casa maldita de República de Uruguay. Desafortunadamente el hábito no le trajo paz a don Juan Manuel Solórzano, pues el encierro le produjo ansiedad y esto derivó en pensamientos alimentados por los celos, pues creía fielmente que su esposa lo engañaba con su sobrino.

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¿A qué hora sucede todo en la casa maldita de República de Uruguay? 

Víctima de la locura, cuentan que terminó por hacer un pacto con el mismito Diablo, para que le revelara el nombre del supuesto amante de su mujer. Este consistía en que el humano debía asesinar al primer hombre que cruzara frente a su casa, en punto de las 11 de la noche. Así comenzó la leyenda de la casa maldita de República de Uruguay.

Cuando llegó el momento, don Juan Manuel Solórzano preguntaba a su víctima la hora y de acuerdo con las órdenes que le dio Lucifer, tenía que contestar: “Dichoso el que conoce la hora de su muerte” y, acto seguido, hundir el puñal hasta arrancarle la vida. Evento que ocurría cada noche, el mismo que llevó a señalar su hogar como la casa maldita de República de Uruguay.

¿Cómo terminó este hombre?

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Finalmente la culpa llegó, así que confesó todo ante la iglesia. Por tratarse de un hombre poderoso, el padre lo invitó a rezar todos los días al pie de la horca y así lo hizo con tal fervor, que se podía escuchar con claridad. Al tercer día de cumplir su penitencia, amaneció colgado. Algunos aseguran que fue el mismísimo demonio quien lo hizo, por no continuar con el trato. 

Actualmente la leyenda dice que en punto de las 11 de la noche aparece el fantasma de aquel hombre atormentado, justo en la entrada del que fuera su morada, la casa maldita de República de Uruguay, en el número 90. Si pasas por ahí y alguien te pregunta qué hora es, jamás respondas y sigue de largo, porque aquellos que responden escuchan la frase:  “Dichoso aquel que sabe la hora de su muerte”. El resto, ya lo conoces. 

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Algunos fieles asiduos a la Basílica de Guadalupe, aseguran que han testificado la silueta de una mujer, cuya presencia es aterradora, tan es así, que nadie se atreve a mirar su rostro. Se dice que claramente se escuchan sus rezos y se ve cómo se dirige de capilla en capilla, portando una vela encendida, que ni el aire o la lluvia más fuerte logran apagar.

Es así como surgió una de las leyendas de la Basílica de Guadalupe, que tiene como protagonista el fantasma de una mujer, espectro que visita con frecuencia el hogar de la santísima virgen. Se dice, que cuando se escucha un ligero tintineo de las campanas -que supuestamente nadie toca-, es cuando esta alma en pena hace presencia.

La gente cuenta que comienza su peregrinar al interior de la Basílica de Guadalupe, visitando primero el antiguo edificio, después de concluir sus primeras oraciones, dirige su andar hacia el actual recinto y en voz alta comienza a recitar sus plegarias con fervor. Hay quien la ha visto caminar, pero otros aseguran que se dirige a los altares de rodillas y deja alguna ofrenda.

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¿Qué se sabe sobre la mujer de la Basílica de Guadalupe?

Pero estas acciones no son las que llaman la atención de aquellos que desconocen la historia, es la vela que lleva entre sus manos -a veces dos-, que ni el mismísimo viento que derriba árboles, o la lluvia que inunda las calles, logran apagar la llama que va encendida, iluminando su camino.  

Quienes se han percatado de su presencia, quedan aterrorizados, pues cuando concluye su peregrinar y rezos al interior de la Basílica de Guadalupe, literalmente atraviesa las paredes, o se mete en accesos cerrados para los visitantes. De hecho, otros aseguran que solo se desvanece, en el lugar donde se encuentre. 

En la actualidad se desconoce quién es la mujer, así como su historia. Pero muchos creen que sigue en este plano terrenal cumpliendo una manda, que tal vez sea eterna y que jamás podrá descansar en paz. Ahora que visites este santuario, presta más atención a la mujer que con devoción hace sus plegarias, puede ser la famosa fantasma.   

Sitio Oficial de la Basílica de Guadalupe