París: así luce la escalofriante prisión abandonada de Autun

La prisión es el último lugar que alguien quisiera pisar, pero la cárcel de Autun lo vale.

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París: así luce la escalofriante cárcel abandonada de Autun
Foto: romain_veillon/Instagram

La prisión es el último lugar que cualquier persona quisiera pisar en algún momento de su vida; sin embargo, en Francia se encuentra una impresionante cárcel abandonada que bien valdría la pena visitar.

En la región de Borgoña se encuentra la prisión de Autun, que fue edificada en 1855 por el arquitecto André Berthier. Esta penitenciaría fue de las primeras en adoptar el sistema de aislamiento, aunque los problemas de hacinamiento que se vivían en aquella época en las cárceles no pudieron permitir que funcionaran como se tenía pensado.

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También se pensó que se rigiera bajo el sistema panóptico, que permitía a los vigilantes observar desde lo más alto de la torre a los prisioneros sin ser vistos, con el fin de ahorrar dinero en personal (guardias).

Anteriormente, la prisión de Autun estaba bajo el Palacio de Justicia; sin embargo, a causa de la humedad, Berthier recibió el encargo de construcción una cárcel anexa a dicho palacio.

De entrada, la prisión contaba con dos grandes inconvenientes, uno era que no contaba con enfermería, por lo que muchos presos enfermos debían ser enviados al hospicio. Tampoco hacía frente al hacinamiento y era común que los preses se mezclaran entre ellos, teniendo penas muy variadas.

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La prisión se dividía en 50 celdas a lo largo de tres niveles. Cada una tenía 4 metros de profundidad, 2 de ancho por 3 de largo. En 1956 fue vendida como bodega, y posteriormente abandonada. En 1957 pasó a ser un monumento histórico y en 2003 se volvió propiedad de la ciudad.

El fotógrafo aficionado, Romain Veillon, se dio a la tarea de capturar su belleza a través de una serie de fotografías. «Encontré esta prisión viendo viejos reportajes sobre el sistema carcelario en Francia. Uno de estos reportajes fue sobre la prisión de Autun».

«Desde su construcción rápidamente la prisión se hizo demasiado pequeña: se suponía que tenía capacidad para 30 presos, pero hubo algún momento en el que había 96 al mismo tiempo. Era casi imposible separarlos con respecto a su sentencia. La prisión ya estaba desactualizada cuando abrió y fue una pesadilla para los presos y guardías».

«Nunca sabían cuando los vigilaban. El concepto de panóptico terminó fracasando: las pocas cárceles que experimentaron el sistema reportaron un aumento de la violencia y las malas condiciones sanitarias, pero también de las tasas de suicidio y locura», finalizó.

Una de las principales cosas que atrajeron al fotógrafo fue el estado en el que se encuentra la prisión.